De GinExeltis
Bioterapia para la salud vaginal: los prebióticos

En 1995, McFarland y Elmer definieron los agentes bioterapéuticos como aquellos microorganismos utilizados para tratar o prevenir enfermedades en los humanos al interactuar con la microbiota del huésped. Las bacterias utilizadas para la salud intestinal o “probióticos”, han tenido como objetivo tratar diversos tipos de enfermedades gastrointestinales, pero de forma más reciente, algunos reportes extienden su uso para el tratamiento de infecciones vaginales.
En general hay poca evidencia para poder promover la prevención o tratamiento de enfermedades vaginales con carbohidratos prebióticos (tópicos), ya sea en formulaciones como pesarios, cremas o duchas vaginales. Sin embargo, estudios recientes han propuesto la aplicación de prebióticos en productos de skin care, cuidado bucal y vaginal.
Los prebióticos estimulan el crecimiento de los lactobacilos residentes del huésped. Tienen el potencial de optimizar, mantener y restaurar el micro ecosistema vaginal. Hasta la fecha, los tratamientos para infecciones vaginales han carecido de un enfoque en restaurar el ambiente natural acídico de la vagina y por tanto permitir el crecimiento de bacterias de medio acídico. Y esto lo podemos ver reflejado en la alta tasa de recurrencias posterior al tratamiento.
El glucógeno puede ser una fuente de energía útil para la microbiota residente en la vagina y al ser despolimerizado, es metabolizado fácilmente por los lactobacilos. Sin embargo, el glucógeno no podría ser considerado como un prebiótico tradicional, sino como una fuente de carbón. El glucógeno vaginal (bajo control hormonal), es utilizado por las bacterias para generar ácido láctico, el cual es el responsable de generar el microambiente ácido.
Las bacterias productoras de ácido láctico requieren de la α-amilasa para estar presentes en la vagina y despolimerizar el glucógeno de alto peso molecular antes de poder utilizarlo. A pesar de que el ecosistema vaginal es en su mayoría acídico, la actividad de la α-amilasa en un pH bajo se ve reducida, pero en niveles aún bajos puede ayudar a mantener el crecimiento de los lactobacilos a una tasa limitada, pero sostenida. Es todavía incierto cómo es que se da la selectividad de nutrientes para los lactobacilos productores de ácido láctico y no para los agentes patógenos.
Los carbohidratos no endógenos proveen una alternativa terapéutica para controlar las infecciones microbianas al inhibir la adhesión de estos patógenos a las células vaginales epiteliales. Los carbohidratos ricos en manosa también han sido estudiados; por ejemplo, se ha visto que tienen una actividad biológica tópica al promover la acumulación de fibroblastos y la producción de colágeno, adicional a sus propiedades como prebióticos.
En un estudio realizado por Coste y colaboradores en 2012, se encontró que los geles vaginales que contenían gluco oligosacáridos mejoraban la recuperación de la microbiota vaginal normal y mantenían el pH óptimo en pacientes que habían sido tratadas con metronidazol previamente. Otros oligosacáridos han sido utilizados para promover o estimular el crecimiento de la microbiota vaginal “deseable” y controlar el crecimiento de patógenos. Algunos también se han utilizado como barreras para los patógenos, por ejemplo, las dextrinas se han propuesto como “biocidas”. Su estructura aparentemente restringe la adhesión celular y la entrada de virus a las células epiteliales vaginales.
Fuente:
- Al-Ghazzewi FH, Tester RF. Biotherapeutic agents and vaginal health. J Appl Microbiol. 2016 Jul;121(1):18-27.
679
Contenido relacionado
demands
