Durante el ciclo de vida, ocurren cambios considerables en el esqueleto. La salud ósea está predominantemente determinada por 3 factores clave: el pico de masa ósea, que se alcanza durante el crecimiento y la etapa adulta temprana, la densidad ósea mantenida durante la adultez y la tasa de reducción de pérdida de hueso en edades avanzadas, como en la posmenopausia.

Estos factores están determinados por factores clave endógenos y exógenos, como los genéticos, endocrinos, mecánicos y nutricionales.

El calcio es el mineral más abundante en el cuerpo humano y aproximadamente tenemos 1.2 kg (300 mmol) en el cuerpo, de los cuales 99% están en el esqueleto y dientes. También podemos encontrar calcio en tejidos blandos y líquidos corporales. Su papel es clave en dos funciones: la integridad estructural y la función metabólica. Es esencial para la estructura y metabolismo celular, intercelular e intracelular, así como la transmisión de señales por ejemplo en las contracciones musculares (incluyendo el músculo cardiaco), la función nerviosa, actividad enzimática y coagulación sanguínea.

Existe evidencia suficiente que soporta que los suplementos de calcio son efectivos en la reducción de pérdida de densidad ósea en mujeres menopáusicas (Especialmente con más de 5 años de la postmenopausia) y especialmente en aquellas con una ingesta habitual de calcio baja (<400 mg/día). En una serie de revisiones de más de 20 estudios en los que se evaluó la suplementación con calcio, se ha demostrado que reduce la pérdida ósea aproximadamente 1% por año. En un metaanálisis que incluyó 15 estudios, se concluyó que los niveles de 500 y 2000 mg/día redujeron la pérdida ósea en la postmenopausia. También hay datos que apoyan que la suplementación con calcio mejora el efecto de la terapia antirresortiva.

Fuente:

• Lanham-New S. Role of calcium and vitamin D in te Prevention (and treatment) of osteoporotic fracture. Surgery 27:2.