La obesidad está asociada con el desarrollo y/o la exacerbación de numerosas condiciones de salud. El estatus de la obesidad como una enfermedad ha sido debatido en diversos contextos médicos, sociales y políticos. Mientras que algunos argumentan que se trata de una condición médica que requiere atención y tratamiento, otros sostienen que es principalmente una cuestión de estilo de vida y responsabilidad individual. Sin embargo, la evidencia científica que respalda su relación con efectos adversos para la salud ha llevado a una mayor aceptación de la obesidad como una enfermedad que requiere enfoques médicos y sociales integrales.

Durante la transición menopáusica se producen cambios desfavorables en la composición corporal, que incluyen un aumento en la masa grasa, particularmente en la región abdominal, y una disminución en la masa libre de grasa.  Además, las mujeres con sobrepeso o que viven con obesidad enfrentan una mayor probabilidad de tener complicaciones al llegar a la menopausia. Estas mujeres también plantean un dilema respecto a la decisión de administrar o no terapia hormonal sistémica para el manejo de los síntomas menopáusicos.

Las intervenciones farmacológicas pueden facilitar la pérdida de peso al dirigirse a la regulación homeostática y la  ingesta de alimentos, lo que resulta en una disminución de la absorción de calorías o una reducción del apetito. En publicaciones recientes se ha señalado que la terapia hormonal para el manejo de los síntomas menopáusicos  puede modular la actividad del tejido adiposo, promoviendo la lipólisis y la oxidación de ácidos grasos, ayudando así a reducir la acumulación de grasa. Además, influye en la regulación del apetito y la saciedad, y mejora la sensibilidad a la insulina y las funciones metabólicas, lo que reduce el riesgo de complicaciones relacionadas con la obesidad.

Actualmente, existen cinco medicamentos no hormonales aprobados y comercializados en Europa para el manejo de la obesidad, aunque algunos de ellos no están disponibles en todos los países de la Unión Europea.

Tras evaluar la evidencia y los algoritmos propuestos por sociedades científicas, se considera que los agonistas del receptor GLP-1 podrían ser el estándar de oro si las pacientes cumplen con la indicación para el inicio del tratamiento (un IMC ≥ 27 kg/m² más una comorbilidad asociada a la obesidad, o un IMC ≥ 30 kg/m²). Como parte de un plan individualizado, esto debería incluir terapia conductual dirigida a mejorar la salud. Si el medicamento se tolera bien y es efectivo, debe mantenerse hasta lograr los objetivos individualizados y, posteriormente, evaluar la continuidad a largo plazo.

Si la medicación no es efectiva, está contraindicada o presenta mala tolerancia, se deberán descartar los agonistas del GLP-1 y considerar otras alternativas aprobadas para la farmacoterapia de la obesidad, reforzando simultáneamente los hábitos de vida saludables.

Es esencial que el manejo efectivo de la obesidad en mujeres menopáusicas incluya un enfoque integral que contemple modificaciones dietéticas, actividad física regular y terapia conductual. La utilización de tratamientos farmacológicos y, cuando sea necesario, intervenciones quirúrgicas, puede desempeñar un papel significativo en el logro y mantenimiento de un peso saludable. Los planes de tratamiento personalizados que aborden las necesidades únicas de las mujeres menopáusicas son esenciales para obtener resultados exitosos a largo plazo.

Fuente: Palacios S, Chedraui P, Sanchez-Borrego R, Coronado P, Simoncini T, Schauding K, Hillard T, Nappi RE. Management of obesity in menopause. Climacteric. 2024 Aug;27(4):357-363. doi: 10.1080/13697137.2024.2374760. Epub 2024 Jul 17. PMID: 39016333.