Las enfermedades autoinmunes se caracterizan por la pérdida de auto- tolerancia del organismo que activa la respuesta inmunológica. Aunque su patogénesis continúa siendo un misterio, se han visto factores involucrados en su aparición como la susceptibilidad fenética, factores ambientales y activación inmune.

La vitamina D se ha postulado como uno de los factores ambientales que pueden desencadenar o exacerbar la autoinmunidad. Es frecuente encontrar deficiencia de vitamina D en pacientes con enfermedades autoinmunes como la Esclerosis Múltiple, Artritis Reumatoide y el Lupus Eritematoso Sistémico.

La vitamina D, además de sus acciones sobre el metabolismo de los huesos y del calcio, es un inmunonutriente potente. La forma biológica activa de la vitamina D (1,25-dihidroxivitamina [OH] ₂ D₃) interacciona con los receptores de la vitamina D que se expresan en multitud de células, como osteoblastos, linfocitos T, células dendríticas, macrófagos y linfocitos B. Estas células también pueden convertir la vitamina más abundante 25(OH)D ₃, en 1,25(OH) ₂ D ₃ y descomponer la 1,25(OH) ₂ D ₃. En consecuencia, todo este “sistema” molecular está dispuesto para los importantes efectos autocrinos y paracrinos de la vitamina D en los focos de inflamación.

El Grupo de Inmunonutrición y Genómica Nutricional en las Enfermedades Autoinmunes de Guadalajara Jalisco, junto con el Instituto de Investigación en Ciencias Biomédicas, el Instituto de Nutrigenética y Nutrigenómica y el Laboratorio de Investigación en Obesidad y Diabetes de la Universidad Autónoma de Guerrero, publicaron un artículo en el International Journal of Molecular Sciences acerca de los polimorfismos de genes involucrados en el metabolismo de la vitamina D y su asociación con las enfermedades autoinmunes.

Dentro de sus resultados observaron que la deficiencia de Vitamina D es común tanto en población sana, como en pacientes con enfermedades autoinmunes. Pero si observaron diferencias en algunos genotipos en pacientes con enfermedad autoinmune, en concordancia con numerosos estudios que han demostrado hasta un 65% de variación sérica en los niveles de vitamina D, debido a antecedentes genéticos. Una posible clave en el entendimiento de la asociación entre la vitamina D y la autoinmunidad, son los polimorfismos polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs). La presencia de estos SNPs y expresión de 1α hidroxilasa en macrófagos, células dendríticas y linfocitos activados, sugiere un rol importante de la vitamina D. Algo relevante del estudio es que además de haber encontrado distintos genes con polimorfismos asociados a susceptibilidad genética para enfermedades autoinmunes, también encontraron polimorfismos que podrían explicar diferencias en la respuesta a al suplementación con vitamina D, en distintas poblaciones.

Fuente: Ballesteros A et al. Association of Vitamin D Metabolism Gene Polymorphisms with Autoimmunity: Evidence in Population Genetic Studies. Int. J. Mol. Sci. 2020.