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¿Por qué los ginecólogos están cambiando a soluciones sin hormonas en el climaterio?

¿Por qué los ginecólogos están cambiando a soluciones sin hormonas en el climaterio?

Durante décadas, la terapia hormonal para la menopausia (THM) fue considerada el tratamiento de referencia para los síntomas del climaterio. Sin embargo, la evolución del perfil de las pacientes, el aumento del acceso a la información y la aparición de alternativas seguras y eficaces están impulsando una transición hacia soluciones no hormonales.

Hoy en día, cada vez más ginecólogos en Europa y América Latina están recomendando estrategias basadas en nutracéuticos, fitoestrógenos, suplementos vitamínicos y abordajes integrativos para mujeres que, por elección o contraindicación médica, no desean terapia hormonal.

El giro clínico: de la sustitución hormonal a la personalización

La menopausia no es una enfermedad, sino un proceso fisiológico marcado por el cese de la función ovárica y el descenso de estrógenos y progesterona. Sin embargo, sus síntomas (sofocos, alteraciones del sueño, cambios en el estado de ánimo, sequedad vaginal, riesgo de osteoporosis) pueden comprometer seriamente la calidad de vida.

Durante los años noventa, la THM se consolidó como la principal intervención terapéutica. Pero los resultados del estudio WHI (Women’s Health Initiative) y otras investigaciones posteriores asociaron el uso prolongado de estrógenos y progestágenos con riesgos cardiovasculares, tromboembólicos y oncológicos, especialmente en ciertos grupos de pacientes.

Esto marcó un punto de inflexión: la medicina del climaterio dejó de ser uniforme y hormonal para orientarse hacia la personalización, con un espectro más amplio de opciones no hormonales.

¿Por qué soluciones sin hormonas?

Los ginecólogos señalan tres motivos principales por los que las pacientes y los clínicos se inclinan cada vez más hacia terapias no hormonales:

  1. Contraindicaciones médicas claras
    Mujeres con antecedentes de cáncer de mama, trombosis venosa profunda o enfermedad cardiovascular no son candidatas a THM. Para ellas, los tratamientos no hormonales son una necesidad, no una alternativa opcional.
  2. Preferencia informada de las pacientes
    Muchas mujeres rechazan la idea de “volver a medicarse con hormonas” y buscan soluciones percibidas como más naturales, seguras y compatibles con su estilo de vida.
  3. Avances en evidencia científica
    Los nutracéuticos y suplementos basados en fitoestrógenos, triptófano, ácidos grasos esenciales, vitamina D, K2 y magnesio han demostrado eficacia moderada en el manejo de sofocos, síntomas emocionales y prevención de osteoporosis. Si bien los resultados varían, ofrecen un perfil de seguridad más favorable.

Tendencias actuales en la práctica clínica

  • Fitoestrógenos e isoflavonas: derivados de soya y lúpulo, actúan sobre receptores estrogénicos beta con beneficios sobre sofocos y salud ósea.
  • Suplementos combinados: fórmulas que incluyen triptófano, vitaminas del grupo B, vitamina D3 y minerales para modular el estado de ánimo y mejorar la calidad del sueño.
  • Abordaje multidimensional: incorporación de ejercicio físico, nutrición adecuada, técnicas de manejo del estrés y acompañamiento psicológico.
  • Medicina personalizada: selección del tratamiento en función del perfil clínico, historia familiar y preferencias de la paciente.

Mirando hacia adelante: el rol de los ginecólogos

El cambio hacia soluciones no hormonales no significa abandonar la THM, que sigue siendo válida y eficaz para un grupo específico de mujeres. Más bien, supone ampliar el arsenal terapéutico y reconocer que la voz de la paciente y sus prioridades son tan importantes como la evidencia clínica.

La ginecología del climaterio se dirige hacia un modelo más preventivo, integral y centrado en la paciente, donde las terapias no hormonales ganan protagonismo como primera línea en muchos casos.

Conclusión

Los ginecólogos están liderando una transformación en el cuidado de la mujer en el climaterio: de un paradigma basado casi exclusivamente en hormonas a un enfoque más flexible, seguro y centrado en la mujer.

Este cambio responde tanto a la necesidad clínica (pacientes con contraindicación para la THM) como a una tendencia social y cultural en la que las mujeres buscan autonomía y alternativas naturales para transitar esta etapa de la vida.

El futuro apunta a un equilibrio: hormonas cuando son necesarias, soluciones no hormonales cuando son preferibles o más seguras.

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