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La comunicación entre el cerebro y el intestino: el “eje intestino-cerebro”

La comunicación entre el cerebro y el intestino: el “eje intestino-cerebro”

Algunas de las líneas de investigación más novedosas para el tratamiento de padecimientos como la ansiedad y la depresión, incluyen la modificación de la microbiota intestinal. Las investigaciones al respecto buscan entender cómo es la interacción bidireccional entre el microbioma y el sistema nervioso central, por medio del llamado “eje intestino-cerebro”. Los resultados han arrojado evidencia de que, a través de múltiples vías de señalización, la microbiota intestinal puede modular la salud del huésped humano.

La primer vía de señalización entre el intestino y el cerebro es a través de la inmuno-regulación. La microbiota interactúa con las células inmunológicas y el sistema linfático para modular la producción de citocinas, inflamación y respuesta inmunológica.

El segundo método de interacción es por medio del nervio vago, que conecta al cerebro con todo el tracto gastrointestinal. Las neuronas sensoriales se exponen a la microbiota intestinal y regulan la liberación de hormonas intestinales, afectando la motilidad del mismo. Además, los metabolitos producidos por las interacciones entre los nutrientes y las bacterias por medio de señales del nervio vago, pueden afectar directamente la función en sistema nervioso, el sueño, la respuesta inmune y la liberación de hormonas.

El tercer medio de comunicación es por medio de la vía neuroendocrina. El intestino contiene varios tipos de células entero endocrinas, por lo tanto, las interacciones metabólicas entre el huésped y microbiota, pueden regular la síntesis y disponibilidad de neurotransmisores. Por ejemplo, en el caso de la depresión y la ansiedad, la vía del triptófano-quinurenina, se ve significativamente influenciada por la microbiota intestinal. Es una vía opuesta a la vía de conversión del triptófano a serotonina. Antes se creía que la deficiencia de serotonina podría llevar a depresión y ansiedad debido su papel en la regulación del ánimo. Actualmente, se sabe que hay plasticidad sináptica, neurogénesis y el receptor antagonista de N-Metil-D-aspartato (NMDA), juegan un rol mucho mayor en la regulación del estado de ánimo.

La microbiota intestinal también se ha implicado en la formación de redes neuronales, específicamente en un estudio realizado en ratones, en el que se observó una notoria neurogénesis o restauración del hipocampo posterior a la administración de probióticos.

El eje intestino-cerebro se ve enormemente influenciado por la salud de la microbiota intestinal. Diversos estudios muestran evidencia de que los síntomas de ansiedad y depresión son transferibles entre ratones cuando se realiza trasplante fecal, de animales o humanos deprimidos o ansiosos.

Aunque todavía el mecanismo no es del todo entendido, hay un nexo entre los trastornos de ansiedad y el intestino. Los factores psicosociales como la calidad de vida o bienestar en general también se ven influenciados por la función intestinal y hay una fuerte correlación entre los factores psicosociales y los trastornos gastrointestinales. Uno de los mejores ejemplos de ello es el Síndrome de Intestino Irritable, en el que la severidad de los síntomas se asocia a estrés crónico. 

 

Fuente:

 

  1. Wang Y, Kasper LH. The role of microbiome in centralnervous system disorders.  Brain Behav Immun.2014;38:1–12
  2. Feng Q, Chen W-D, Wang Y-D. Gut microbiota: an inte-gral moderator in health and disease. Front Microbiol.2018;9:151.
  3. Smith KS, Greene MW, Babu JR, Frugé AD. Psychobiotics as treatment for anxiety, depression, and related symptoms: a systematic review. Nutr Neurosci. 2021 Dec;24(12):963-977.

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