La transición menopáusica es un periodo que se asocia a incremento en el peso corporal y cambios desfavorables en la composición corporal y depósitos de grasa. Además del incremento en la grasa corporal total y cambios desfavorables en la distribución de masa grasa, la pérdida de masa corporal y la expansión en tejido adiposo, contribuyen a un incremento en riesgo de enfermedades metabólicas en mujeres postmenopáusicas.

Los cambios clave en el metabolismo que ocurren durante es tiempo, incluyen el desarrollo de obesidad central y resistencia a la insulina. Además, la transición menopáusica es un periodo acompañado de una elevación sustancial en el riesgo metabólico, que permanece incluso si el peso corporal e índice de masa corporal permanecen sin cambios durante esta etapa.

Son varios los mecanismos moleculares que explican estas fluctuaciones metabólicas, una combinación de cambios hormonales con la edad cronológica prepara el camino para un grupo de anormalidades metabólicas asociadas con la menopausia. Notablemente, lo niveles de actividad física tienden a declinar durante y posterior a la menopausia, algo que también contribuye con esta disfunción metabólica.

Aunque el grado en el cual la actividad física contribuye con estos cambios metabólicos durante la menopausia no está del todo establecido, es notable que la ganancia de adiposidad central durante la menopausia está ligada con un 40% de la reducción en la actividad física. En modelos animales en los que se les realiza ooforectomía para simular la menopausia, se han observado reducciones comparables y documentado cómo las hormonas ováricas juegan un rol importante en estas fluctuaciones.

La actividad física mitiga las alteraciones metabólicas; se ha observado que las mujeres en la perimenopausia que tienen un perfil “más activo” tienden a tener menor IMC, menor cantidad de masa grasa, mayor masa magra, menor adiposidad androide y mayor densidad mineral ósea a nivel femoral y lumbar. Todo esto favorece que tengan un menor riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas a pesar de encontrarse en la perimenopausia.

En modelos animales con ratones, los roedores que fueron criados con altos niveles de actividad física tienen protección contra disfunción metabólica posterior a la ooforectomía, mientras que los que fueron criados con menor actividad física, son más susceptibles. Definitivamente fomentar la actividad física en las pacientes peri menopáusicas es una estrategia efectiva para proteger contra enfermedad metabólica posterior a la pérdida de las hormonas ováricas.

Fuente: Marsh ML, Oliveira MN, Vieira-Potter VJ. Adipocyte Metabolism and Health after the Menopause: The Role of Exercise. Nutrients. 2023 Jan 14;15(2):444.