La vitamina D es una hormona esteroidea, producida principalmente en la piel por la exposición a la luz solar, y su obtención de fuentes dietéticas es aproximadamente del 20%. La principal función de la vitamina D es la regulación metabólica del calcio y homeostasis de fosfato, para controlar la calidad de la mirealización ósea, que es esencial para la prevención de osteomalacia en niños y osteoporosis en adultos. Los receptores de vitamina D son miembros de la super familia de receptores hormonales nucleares esteroideos/tiroideos, y no sólo se encuentran en los tejidos clásicos que se conoce regulan el metabolismo del calcio como los intestinos, esqueleto, glándulas paratiroideas, sino que además están en órganos reproductivos como los ovarios, útero, placenta, testículos, hipotálamo e hipófisis.

Los estudios animales han demostrado que los receptores de vitamina D en ratones en tejidos reproductivos, incluyendo el endometrio, ovarios y trompas de Falopio y se expresan también en placenta y decidua de roedores embarazadas., sugiriendo un rol importante de la vitamina D en la fisiología reproductiva. Recientemente, otros roles como anti-proliferación, anti-inflamación, pro-diferenciación, pro-apotoptosis e inmunosupresión, se han atribuido a la vitamina D y han llevado a la consideración de que la vitamina D tiene un potencial como tratamiento de algunas enfermedades como la psoriasis, diabetes, cáncer y enfermedades inmunológicas.

La evidencia acumulada tanto en estudios animales como en humanos sugiere que, aunque todavía no se sabe mucho acerca del mecanismo subyacente, la deficiencia dietética de vitamina D resulta en una disminución en general de la fertilidad en ratas del 75% y se asocia con un 30% de reducción en el tamaño de sus camadas. El bloqueo de receptores de vitamina D en ratones ha demostrado alteración en la formación de hueso, retardo en el crecimiento, hipoplasia uterina y alteración en la foliculogénesis. Estos animales además presentaron hipogonadismo hipo gonadotrópico acompañado de una disminución en la actividad y expresión genética de la aromatasa y CYP19, apuntando a un potencial rol de la vitamina D en la biosíntesis de estrógeno y expresión de los genes de aromatasa.

Uno de los marcadores más importantes en fertilidad es la hormona antimülleriana (AMH), que es producida por células de la granulosa y forma parte de la super familia del factor de crecimiento transformarte beta. En mujeres, la producción de AMH comienza tan sólo después de la semana 36 de embarazo y es producida exclusivamente por células de la granulosa de folículos ováricos independientemente de las gonadotropinas. Su secreción comienza cuando los folículos son reclutados de la reserva primordial para convertirse en folículos primarios, alcanza un pico cuando entran en un estado preantral y disminuye cuando alcanzan su tamaño final y diferenciación.

La AMH regula el desarrollo de los folículos preantrales y folículos pequeños en ratones, mientras que su efectos en el reclutamiento folicular en primates y humanos es menos claro. Actúa como un inhibidor de la sensibilidad a la hormona folículo estimulante en los folículos antrales en crecimiento.  Aunque algunos estudios han reportado fluctuaciones de la AMH durante el ciclo menstrual, se considera que es relativamente estable durante todo el ciclo menstrual, con una correlación fuerte con el tamaño de la reserva de ovocitos, así como de la respuesta folicular a la estimulación ovárica, lo cual lo hace superior a otros marcadores de reserva como la FSH en día 3 o la inhibina. Hay situaciones patológicas en las que los niveles de AMHG no correlacionan con la reserva ovárica, por ejemplo, en el síndrome de ovario poliquístico y en la amenorrea hipotalámica, en la que los niveles de AMH pueden ser anormalmente altos o bajos, respectivamente, lo cual refleja el estado específico en que se detuvo el desarrollo folicular más que una disminución en el tamaño de la reserva primordial folicular.

Actualmente, hay un debate considerable en cuanto a si la vitamina D tiene la capacidad o no de influenciar en la foliculogénesis ovárica. Esta pregunta es de particular importancia dado el incremento en la suplementación de vitamina D, basados en la evidencia de que la vitamina D puede ser benéfica para la fertilidad y el embarazo. A la fecha, hay una basta acumulación de estudios observacionales y algunos pocos intervencionistas para evaluar la asociación entre vitamina D y niveles de AMH, dando resultados contrastantes.

En una revisión sistemática y metaanálisis realizada en 2020 por Moridi y colaboradores, se incluyeron 18 estudios observacionales y 6 estudios intervencionistas, y en el análisis cruzado se reportó una gran discrepancia en cuanto a la asociación entre los niveles séricos de vitamina D y AMH, lo cual puede deberse a la heterogeneidad de las poblaciones así como por la relación aparentemente compleja entre la vitamina D y la AMH.

Fuente: Moridi I, Chen A, Tal O, Tal R. The Association between Vitamin D and Anti-Müllerian Hormone: A Systematic Review and Meta-Analysis. Nutrients. 2020 May 28;12(6):1567.