En años recientes, las investigaciones sobre el microbioma humano han revelado que estos microorganismos tienen múltiples roles esenciales sobre el metabolismo del huésped, inmunidad y salud en general. Numerosos estados fisiológicos y patológicos incluyendo la obesidad y el síndrome metabólico, se han correlacionado con cambios en la microbiota, denominados estados de “disbiosis”. Nuestro microbioma, además, cambia en respuesta al medio ambiente, dieta, peso, hormonas y otros factores. Por lo tanto, no es de sorprender que haya cambios significativos en el microbioma durante el embarazo cuando hay cambios importantes en el peso, metabolismo y respuesta inmunológica. Por ejemplo, en mujeres con sobrepeso y embarazo se han observado mayores niveles de Bacteroides y Staphylococcus a nivel intestinal, en comparación con mujeres embarazadas sin sobrepeso.

Durante el embarazo también la microbiota vaginal se ve alterada, con disminución en su diversidad, incremento en la estabilidad y aumento de especies de Lactobacillus. Su incremento durante el embarazo se asocia a una disminución en el pH vaginal, lo cual crea una barrera contra agentes patógenos e infecciones virales, pero también incrementa la secreción vaginal. Durante el posparto el microbioma vaginal se revierte gradualmente a sus características basales, incluyendo la disminución de lactobacilos e incremento en la diversidad.

Hasta hace poco, la unidad fetoplacentaria se creía que era estéril y la exposición a bacterias se pensaba que era hasta el nacimiento. Por tanto, cualquier signo de bacteria en la placenta o fluidos embrionarios eran considerados como resultado de una contaminación del tracto genital inferior y suponían un potencial peligro para el embarazo. Sin embargo, estudios recientes sobre la complejidad de la microbiota y sus roles en los estados saludables de la mujer, han puesto en claro que la microbiota de la placenta saludable existe.

Múltiples hallazgos en cultivos y técnicas de metagenómica sugieren la presencia de bacterias en placentas saludables. En cuanto al líquido amniótico, varios estudios han documentado la presencia de bacterias en mujeres sanas por medio de técnicas de PCR. Además, también se ha visto diferente composición microbiana en meconio de bebés con madres que recibieron probióticos durante el embarazo, en comparación con grupos control.

Finalmente, a diferencia de ciertos estados patológicos como la obesidad en el que la disbiosis se considera tiene un efecto negativo, en el embarazo se cree que los cambios en la microbiota son vitales para un embarazo saludable. Aunque todavía hay muchas líneas de investigación en este ámbito para poder revelar los mecanismos y vías por las que se regulan las alteraciones en la microbiota, los cambios a nivel microbiano durante el embarazo seguramente son coordinados por vías metabólicas, inmunológicas y hormonales.

Fuente:

1. Isolauri E, Sherman PM, Walker WA (eds): Intestinal Microbiome: Functional Aspects in Health and Disease. Nestlé Nutr Inst Workshop Ser, vol 88, pp 1–9.
2. DiGiulio DB, Callahan BJ, McMurdie PJ, et al: Temporal and spatial variation of the human microbiota during pregnancy. Proc Natl Acad Sci U S A 2015; 112: 11060–11065.